miércoles, 28 de agosto de 2013

EL DÍA DE LOS BUENOS AIRES

Salí del aeropuerto con el vuelo retrasado; recientemente había dejado Barcelona, me dieron siete días libres en Lima, para reanudar trabajos en el consulado y Agregaduría Cultural en Buenos Aires.

Por la urgencia del vuelo y los pocos cupos en el avión, me ubicaron en un asientos de primera clase...me encantó el cambio, desde ese momento se perfilaba un buen comienzo.
AEROMOZA: Buenas tardes señorita Soledad (sabían mi nombre, que emoción!), está cómoda en su asiento?
SOLE: Si, muchas gracias.
AEROMOZA: En breves momentos procederemos a despegar, no se olvide de colocarse el cinturón...
SOLE: Ok, gracias (sonriente y feliz)
El avión despegó, terminó la señal de alerta y de inmediato, pasó la aeromoza con el cochecito de bebidas.
AEROMOZA: ¿Puedo ofrecerle algo de beber? , esta es nuestra carta de vinos o lo que usted desee.
SOLE: Mmmm...una cava podría ser?
AEROMOZA:  Claro!, tenemos Freixinet, y Chandon rosa.
SOLE:  Chandon esta bien...gracias.

Y así transcurrió el vuelo, la aeromoza volvió a mi asiento 7 veces más para ser exacta, para resumidas cuentas: llegué a Buenos Aires, coloradita y feliz. No sé si era efecto del alcohol, porque aclaro que no estaba ebria (solo alegre), hacía calor, bueno...Buenos Aires en verano hace bastante calor (llegué en diciembre). El aeropuerto de Ezeiza es lindo, aunque para todo había escalera mecánica o cinta transportadora. Salí de la sala de embarque con mis 4 maletas gigantes, nuevamente a esperar a la persona encargada en pasar por mí; pasaron 5, 10,15...20 minutos y nadie asomaba, ya estaba tensa y recordé que me habían dado un número telefónico para llamar a la persona esta. Oh sorpresa!, el tipo pensó que mi vuelo llegaba a las 1pm, y yo llegué 1 am..

De Capital Federal a Ezeiza era un buen tramo, casi una hora en auto; asi que al saber que el hombrecito este iba a demorar regular, me fuí a una de las cafeterías del aeropuerto, y...había solo una mesa disponible, pero la silla era muy alta, así que decidí pedirle a la persona del lado, una silla que tenía vacía (una mujer que estaba sentada sola).
SOLE: Disculpe, esta silla está libre?
MUJER: Sí si, tómela...vos no sos de acá no?
SOLE: Ja, no, tiene razón, no soy de aquí, acabo de llegar desde Lima, solo que la persona que iba a pasar por mí se demoró y lo tengo que esperar.
MUJER: Ah!...mirá vos, yo también ando esperando a un compañero de trabajo que venía desde Lima, pero parece que se le retrasó el vuelo. Venís por estudios o trabajo? (me lo dijo sonriente).
SOLE: Por trabajo, llego a trabajar para mi embajada. Ah!, discúlpeme, no me presenté...Soledad Muñoz, mucho gusto.
MUJER: Mi nombre es Lidia, mucho gusto (ambas sonrientes, estrechamos las manos y algo pasó en ese contacto)...por favor, toma asiento, disculpa la descortesía.

Lidia era una mujer bastante mayor, 50 años, con voz bastante gruesa, y era a causa de la enorme cantidad de cigarrillos que fumaba, eso sin contar el café.

SOLE: No, no tiene por qué (tomé asiento y pedí algo de beber)
MUJER(LIDIA): Y qué harás en tu embajada?
SOLE: Me encargaré de la oficina de asuntos sociales y protocolares, además de ser personal de apoyo para la Agregaduría Cultural, coordinando con el Ministerio de Turismo en Lima.
LIDIA: Y como una chiquilina como vos tiene semejante puesto????, Cuántos años tenés?, 16 o 18???
SOLE: Tengo 20, y lo conseguí estudiando y trabajando muy duro, y parece que les gustó mi trabajo, y usted? a qué se dedica?
LIDIA: Dejáte de tratarme de "usted", soy Lidia, tuteame carajo! jajajajaja, yo soy Climatóloga, investigadora científica de Oceanos, e...Ingeniera de sistemas
SOLE: Y cómo una mujer tan interesante como usted hace todo eso (una respuesta por demás lanzada).
LIDIA: Y bueno...gracias por lo de interesante (sonreía mientras encendía uno de sus tantos cigarrillos).

Conversamos por largo rato, de mí, de mi trabajo, de ella de sus cosas, me explicaba cosas que para mí sonaban interesantísimas, en realidad para cualquier mortal, proviniendo de una persona tan particular e inteligente; al cabo de un rato, llegó el famoso señor de la embajada a recogerme. 

LIDIA: Ha sido un gusto charlar con vos, por si te animás...te dejo mi correo electrónico, si querés conocer Buenos Aires, me ofrezco como tu guía, claro...si vos querés.
SOLE: Jajaja, ok, también le dejo el mio, es más, esta es la dirección de la oficina donde trabajaré, por si se anima a visitarme (yo no dejaba de sonreir),
LIDIA: Ok...entonces nos vemos pronto (se paró de su asiento y me dió un beso en la mejilla).

Y si, a veces, en los lugares menos esperados, puedes conocer a gente importante, no por su condición precisamente, es por todo en general, por su personalidad sobre todo, pero...esta historia tiene aun para rato. Eso...en otro post.