Dejé de escribir, tenía el alma totalmente envenenada. La tristeza no deja ver claro, no te hace cuerdo, no te hace realista, por el contrario, todo es muy oscuro, incierto y hasta desesperante.
Le di de comer a todas aquellas cosas malas que me rodearon, a mi mente aniquilante, a mi mal estado de ánimo, a mi cuerpo, y le di de comer tanto que alimenté y enardecí ímpetus, reacciones desatinadas y la mala costumbre de buscar culpables, de buscar mi chivo expiatorio personal, y dejé salir de mi boca y del corazón mucho de lo malo.
Las cosas venían ya un poco mal de hacía unos años atrás, solo que no me ocupé en sanarme del todo, y me enfrascaba en "empezar de nuevo", sin ver que aun tenía asuntos pendientes conmigo misma, y aun no tengo idea cuando por fin saldaré esa deuda.
Y eso de caminar sin rumbo, no me va bien, me cansé y si...estaba en una especie de "limbo", no se precisamente si iba o venía, si era de día o de noche, solo vivía para dos cosas: lamentarme de todo y comer de manera cruel.
Mis demonios jugaron con mi cabeza, una, dos, tres mil veces y yo se los permití, creando un halo de autocompasión peligrosa que ya se venía dando hacía muchos años atrás; pasé por alto muchas tristezas, en vez de solucionarlas...craso error.
Y por si eso fuera poco, estaba rodeada de "bururús", que es lo mismo a gente chismosa y negativa, de esa que solo se te acerca para hablar basura en tus oídos, acrecentar los dramas...y envenenarte por dentro.
Esos amigos que frecuentaban solo venían, hacían su abono de podredumbre, de problemas y negrura personal, y se iban dejándome a mí aun más, cargada, más fastidiada y mucho más desilusionada del futuro.
No fue sino hasta...creo que fue en septiembre del año pasado, en que me hice una pregunta inteligente: "¿Hacia dónde vas?", no el ir en cuanto a dirección física, y caí en la cuenta que no tenía ningún tipo de norte, mis sures eran inciertos y los demás eran totalmente difusos. ¿Qué hago conmigo misma?, y me dí una mirada, por dentro, y vi a mi alrededor y me vi sola, demasiado sola...¿y los amigos que te buscan para contarte sus tristezas?...dónde están?" -me pregunté- la tristeza de Claudia también seguía ahí, quizás menos, pero aun no la había olvidado lo suficiente como para que me permitiera vislumbrar otra cosa en el horizonte.
La empresa que había formado hacía algún tiempo estaba casi en la quiebra y como es lógico, hay cosas y gente que pagar. Me vi triste, me vi con un exceso de peso criminal, porque en ese hoyo, me iba auto-aniquilando comiendo y para cuando me pesé en un balanza, vi que la pequeña aguja del marcador sobre pasó los 100 kg. y se detuvo dudosa en los 104.8 kg.; veía fotos mías en las que de casualidad aparecía y me daba pena, sentía vergüenza estar sumida en un pozo tan profundo y no tener la fuerza suficiente para salir a flote, una cosa es que uno reconozca su realidad, que más o menos la asimile, pero otra es tener el empeño suficiente para hacer algo.
Y ese algo...llegó.
Empecé por los amigos...me quedé sin ninguno, no quise recibir más mierda, no quería más drama, y no era egoísta por hacer eso, había empezado a salvar mi vida.
Borré hasta lo más pequeñito que pudiese aun guardar de Claudia, y procuré no llevarla ni en la mente e irla sacando del corazón de a pocos, aunque contra esto último se me complica la cosa.
Y para cuando fuí al médico a hacerme un chequeo que me realizo 2 veces al año, para sorpresa mía, se sentó a hablar conmigo, de amigo -amiga, y fue algo asi como que te pongan entre la espada y la pared, que ya había hecho antes, con la diferencia que esta vez si sentí el remezón.
Entonces, la primera parte, eso de limpiar mi entorno, ya estaba listo, no tenía amigos, me llamaban, me mandaban mensajes y al no saber de mí, tácitamente, entendieron el mensaje. Un día cualquiera, me puse a ver unas fotos de un evento reciente (creo que era una reunión familiar), y en aquella foto, de forma casual, aparecía yo a lo lejos y me di cuenta, cuánto daño me había echo como para permitirme subir de peso de esa manera, eso fue lo segundo que quise solucionar, y ese mismo día, sin pensarlo 2 veces...me inscribí en un gimnasio.
Conocía gente nueva, y el cambio empezó a darse, por pocos...el negocio, que tenía casi en la quiebra, empezó a emerger, ni yo misma podía creer la cantidad de clientes nuevos que podía tener, y las cosas iban cambiando. Mi forma de pensar, mi proyección, mis conceptos se han ido transformando, en cosas más "felices"?, no se si llamarlo así, pero lo que importa es que la visión del futuro es increíblemente distinta, yo soy distinta, y tanto es así, que he bajado 28 kg. en lo que va de este tiempo, que son algo de 5 meses, me siento mucho mejor, desde luego. Mi autoestima también creció y es lindo cuando por ejemplo, al momento de ir a comprar ropa, ya no tengo que ir a la sección de gordos...ya no más.
No digo que ahora soy invencible, lucho a diario para que "mi castillo" no se me venga abajo, para que el sueño no se me vaya a la mierda como siempre...todos los días representan para mí, lucha y sacrificio, pero que valen cada "NO".
Entonces...con el corazón en proceso de refacción, empiezo a escribir nuevamente. Abrazos para todos.