Recién me iba acostumbrando al echo de vivir sola, de ganar mi propio sueldo, de mantenerme por mi misma, más aun siendo tan joven; más de una persona pensó, "si esta chiquita de a penas 18 años, está sola viviendo en otro país, ganando el sueldo que gana (era bastante bueno), ¡¡¡que vida de perdición se estará dando!!!", pues no, contra todo lo que otros pensaran, era una chica muy juiciosa, muy madura para llevar mi vida, a pesar de ser jovencita, nunca hice ningún tipo de desbande, pudiendo quizás haberlo echo, mas no...todo lo llevé en orden.
Y las cosas no pudieron ponerse mejor, me enviaron un documento anunciándome que me trasladarían a la misión cultural en Barcelona, y otra vez, sentí cierto..."miedito", pero de esos mieditos que en realidad son expectativas, ansias, cosas lindas en el fondo.
Tomé el avión y al cabo de una hora y media, llegué a El Prat (aeropuerto de Barcelona), el mismo trajín de la vez anterior, hasta llegar al que era mi departamento asignado, en la calle más transitada, bulliciosa y ecléctica de la ciudad ...La Rambla. La más peatonal y bulliciosa de toda Barcelona, y desde ese nuevo departamento se podía ver, desde mi ventana, el gigante puerto de yates, quizás donde el 90% de gente rica, tenía enormes embarcaciones de lujo...era lindo tener esa vista y el olor del Mediterráneo que se cuela por tu ventanal.
Una vez instalada, como era costumbre, salí a recorrer algunas calles cercanas, y caminé por varias calles, tratando de hacer memoria por dónde había ido, como para no perderme, caminé por muchas horas; eran tres, cuatro, quince calles, y no sentía el paso de las horas, pero si ligeramente el cansancio, pero si lo comparaba a la emoción por estar en ese lugar nuevo, hacía que el cansancio se fuera. Primer problema...no sé hablar catalán...aunque todos entienden castellano.
Habían muchos artistas callejeros, desde pintores, saxofonistas, malabaristas, recitadores...de todo un poco, cafeterías, sitios de "tapas", y por ahí entre a uno, bebí algo de vino y unos pinxos, y enrumbé nuevamente a la caminata. Visitaba los mercados, La Boquería y el mercado de pulgas!!, qué mejor como para conocer el alma de una ciudad que visitar sus mercados!.
En una de las calles centrales, había una librería, libros antiguos, libros de viajes y antigüedades, pero... necesitaba un mapa:
SOLE: Buenas tardes...estoy necesitando este mapa, podría envolverlo por favor?
VENDEDORA (Una señora mayor): Claro!, como no!, ahora mismo se lo pongo en un bolsito, serían....400pesetas.
SOLE: Aquí tiene (mientras iba mirando otros libros que llamaron mi atención)
VENDEDORA: ¿Usted no es de aquí no?..
SOLE: No, soy de Perú, pero recién llego de Madrid.
VENDEDORA: Ah que bueno!, se va a a entretener mucho por acá, hay de todo, asi que no va a extrañar nada! (muy amable la señora).
SOLE: Jajaja, ok, señora, muchas gracias.
Y salí de la librería.
Unos metros más lejos, habían un grupo de jóvenes pintores, dos chicos y una chica, la chica, entre toda la gente, llamó mi atención.
Pasé una y otra vez, y miraba lo bien que pintaban!, pero no me animé a acercarme. Pasaban los días, y ella ya no estaba ahí, hasta que en el siguiente sábado, ella y sus amigos volvieron con sus oleos y pinturas, yo...nerviosa, seguía pasando una y otra vez, como tonta, nerviosa, hasta que por fin...ella me sonrió (y yo de nervios salí corriendo, que estúpida!). Escuché que alguien gritó "Julieta!" y ella volteo la cabeza, entonces...así se llamaba "Julieta".
Y así pasaron dos meses, hasta que desistí de darme a la tarea de solo mirarla, en un arranque de valor, me acerqué a ellos.
SOLE: Hola...que lindo pintan!, están por aquí solo los fines de semana?
JULIETA: Si, como tu...te he visto viniendo por aquí, y siempre haces lo mismo.
SOLE: Me haz visto?
JULIETA: Claro...siempre haces lo mismo, llegas hasta esa esquina, dar un par de vueltas, entras a la taberna de Iñaqui, pides siempre lo mismo, una copa de vino, y unas tapas, por ahí de vez en cuando tomas 2 copas, miras de reojo, bebes lento, pagas la cuenta, y te vas, no sin antes en darte una vuelta por aquí cerca...mucho gusto, mi nombre es Julieta.
¿Qué se puede hacer ante eso?...ella me había notado, mi cara era una brasa ardiente, y era ese momento en el cual, ruegas al cielo que la tierra te trague...
SOLE: Soledad Mendoza, qué tal?...no sabía que conocías o que habías prestado atención a mi presencia...(esa primera impresión fue mejor que la primera), es que siempre hay mucha gente
JULIETA: Tengo buena memoria, si no pusiera atención a los detalles, cómo jolines pinto? jajaja
Esa sonrisa natural, contagiante, segura de si misma, desvergonzada, delgada, ligeramente peliroja con pecas semi naranjas muy menuditas, nariz respingada, ojos entre caramelo y verdes, y rizos... centanares de rizos uno más enredado que otro, pero que armaban el juego perfecto a una belleza desordenada. Ustedes saben lo crucial que puede resultar para uno, tener contacto por primera vez con alguien que te gusta? y es mucho más raro porque es una persona de tu mismo sexo, algo que hasta hace unos años ni siquiera en tus más remotos sueños pensaste, que por fin, me dirigía a una mujer, no con la mera intensión de simplemente conocerla, era otro síntoma creíblemente palpable, que ya no estaba en casa.
JULIETA: Y vives por aquí cerca?...
SOLE: Se puede decir que no, a unas 5 calles del muelle, ah, disculpa, te estoy interrumpiendo, y tengo unas cosas que hacer en casa, que les vaya bien si?, nos vemos...
Salí presurosa, arrebatadamente nerviosa, tartamudeante, sudando frío...mal, bastante mal, que para cuando llegué al departamento, empecé a vomitar de los nervios. Nunca en mi vida había siquiera coqueteado con una mujer, ni nada, "soy nueva en esto" me decía a mi misma, pero era una sensación agradable, a pesar del susto, era como...una punzada, en la boca del estómago, algo raro...y descubrí, que las mariposas en el estómago, si existen.
Volví al mismo lugar dos sábados después, fui a la taberna, y pedí lo mismo que dijo Julieta que pedía, una copa de vino y unas tapas, pero ella no estaba, estaban sus amigos pintando, pero ella no, y el corazón se me arrugó, dí un largo suspiro y me dediqué a mirar el libro que había llevado, pero...unas manos frías, me taparon los ojos:
JULIETA:...pensé que no vendrías más
SOLE: Hola! (nuevamente aparecieron aquellas mariposas)
JULIETA: Digo porque saliste como si hubiese visto un fantasma!, hasta pálida estabas...estás bien ya?
SOLE: Ja!, disculpame, es que en realidad que tenía algo muy urgente que hacer y tuve que irme rápido..
JULIETA: ¿Quieres que te crea?...jajajaja
Se sentó en mi mesa, pidió lo mismo que yo, y a pesar de mis nervios, charlamos por horas, las copas se cambiaron por unas tazas de café, y las tapas por un par de postres, uno de crema de limón y nata y otro de chocolate; le conté de donde venía, a lo que me dedicaba, le conté de mi vida y de lo que huí, le conté acerca de mi, ya con poca vergüenza y más fluida de palabras; ella por su parte me contó que vino a Barcelona hacía unos dos años desde Málaga, y estaba ya en el último año de Artes Plásticas, tenía 22 años, yo 18, y la charla se extendió hasta las 10 pm.
No nos habíamos dado cuenta que estuvimos charlando desde las 11am, y era como si recién hubiésemos empezado, el reloj de detuvo, por primera vez y ambas, estrechando las manos y con un par de besos en la mejilla (los españoles saludan y se despiden así), nos dijimos "hasta el próximo sábado", di media vuelta, hice un ademán con la mano para despedirme a lo lejos, ella hizo lo propio, tomé un taxi, y me fuí a casa...esa noche, las mariposas no me dejaron dormír.