sábado, 15 de octubre de 2016

Y MARIANA...

Mariana sería la segunda, la que biológicamente sería hija mía, por ende, para mí ella podría ser más predecible. Quizás con mi carácter, una niña preciosa de mejillas regordetas, amorosa, en extremo dulce, tan noble y tierna, como el brotecito de una hojita de primavera. Recogedora de cuanto animalito desamparado se encuentre por la calle, la cómplice perfecta de las locuras de su hermana mayor (Sami), soñadora, y generosa, con su amor por los demás, y con su tiempo.

Mi pequeña Mariana, era el "Yang" del "Ying", el equilibrio de la casa, de preguntas intrépidas, de esas que te hacen redirigir el rumbo, y que siendo aun pequeña, sabría cómo usar las palabras de tal forma que te haga ver un horizonte nuevo.

La imaginamos más pegada a nosotras, a Gladys y a mí, algo así como más casera. Mi dulce Mariana sería por quien Samanta, a pesar de lo loquita que sea, dé la vida, y que ambas, sean como una sola.

Gladys y yo, teníamos pensado ponerlas en el "Colegio 10 de Octubre (Colegio Chino)", aunque si nuestra economía mejoraba considerablemente, ponerlas en un colegio británico.
Mi Marianita, mi cachetona, mi preciosa hijita...no sabes cuanto quisiera que fueses real, sin conocerte, sin concebirte fisiológicamente, eres mi adoración. Ellas, Samanta y Mariana, son mis círculos imposibles de cerrar.




SAMANTA


Sami...ella sería nuestra hija mayor.


Tendría la fisionomía de Gladys, sería biológicamente suya, pero sentimentalmente nuestra.
Mi hija Samanta iba a ser fecundada con el óvulo de Gladys, escogeríamos un donante, que tenga algunos rasgos míos, el cabello, ojos...algunas cosas en particular.

Yo soñé con ambas, inclusive hice un post acerca de ese sueño, muchísimo antes de tener una relación con Gladys, y más aun, antes de conocerla.


"Sami", como su mamá y yo la llamábamos ya, sería aquella niña particular, independiente, un espíritu libre, de ese tipo de chicas que se desafía a sí misma para lograr cosas grandes, qui´zas intrépida, astuta, y lo suficiente hábil para tener en la palma de sus manos, mi corazón blando, que sucumbiría al primer "te quiero mamá".


Amé tanto a esa hija imaginaria, que quizás ha sido lo que más dolió, el haber soñado con una familia, y que...sabes que solo quedará en tu cabeza.

Mi hija Samanta, al menos Gladys decía que sentía que sería así, que quizás ella elija llevar la misma profesión que tengo, inclusive, Gladys estuvo por comprar unas cosas de juguete para cuando ella naciera, yo era tan feliz esos días!. 


La imaginamos una chica delgada, de cabello ligeramente ensortijado, extremadamente ingeniosa y hábil, promotora de grandes aventuras...el más maravilloso espíritu libre de la Tierra. 

Adiós Sami amada, nos vemos en mis sueños, pequeña mía.