Compré mi propia biblia, y me la quise comprar de color "verde limón", así, de mi color favorito, el más alegre que encontré (aunque había una de color naranja que también era linda), pero lo importante era lo que había dentro, lo que por años busqué y busqué en sitios equivocados.
Y es que, aun me parece raro eso de volver a tomar una biblia en mis manos, y a más de uno, entre ataques de risa y burla, dicen, casi en la mayoría de veces: "¿tu???, con una biblia???" o cosas como "oye, la iglesia no se quemó cuando entraste?", cosas bastante hirientes a decir verdad, pero procuro pasarlo por alto y hasta bromear con respecto a eso.
No he cambiado gran cosa, el creer y el vivir en paz con Dios no me hace cucufata. Conozco mis debilidades, y caigo de una u otra forma, soy la misma, pero esta vez con la plena seguridad que Alguien, me puede dar consuelo y calma.
Voy a la iglesia los miércoles (noche) y domingos (tempranito), y cada sermón es como recibir una tanda de antibióticos y otra igual de analgésicos. Es lindo eso de volver a cantar con brazos levantados y extendidos, feliz, hace mucho no cantaba tan contenta (esas canciones me son desconocidas, pero hago el placentero esfuerzo de aprendérmelas), es como un concierto de Silvio, pero sin Silvio, es para ese ALGUIEN SUBLIME, que todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta, aunque uno ande siempre chueco. Me siento siempre en tercera fila, adelantito, y no conozco a nadie, salvo a uno, que no es mi amigo precisamente, es más, ni me recuerda, pero mi atención está puesta en el mensaje que voy a recibir ese día.
La mayoría de asistentes se conocen entre si, son amigos, y se entreveran en grandes abrazos y palabras de bendición sinceras unos a otros, como si no se hubiesen visto en años, a pesar de verse por lo menos un par de veces en la semana; yo aun no conozco a nadie, pero con quien me cruce procuro siempre darle una gran sonrisa y siempre la amabilidad ante todo, total, el que no sirve para servir a otros...no sirve.
Y soy realista, que he vivido tan apartada de Dios estos 14 años, que casi la mayor de las veces pienso que no merezco nada bueno, que lo malo que me ha sucedido es el pago de mis malas acciones y que aun las seguiré pagando, pero, casi de inmediato, viene a mi memoria aquel versículo que dice que fue Cristo quien pagó el precio, y el precio fue tan alto, que le costó gota por gota de su sangre, dada voluntariamente...¿Entonces?, que difícil es perdonarse uno mismo. Mis debilidades son contables, pero Él se encarga de ahora en adelante.
¿Cómo juzgaría a otros?...sería una sinvergüenza, al contrario, porque soy pecadora, pero, que aunque voy lento, voy a paso firme.
Un abrazo grande (y si me quieren acompañar un día a la iglesia...avísenme pa' llevarlos, DIOS TE ESTÁ ESPERANDO).
PD.: Les dejo una cancioncita de esas que cantan en la iglesia (el video es de una iglesia en España) y que por fin me la aprendí esta semana :)