Los pasadizos tenían subidas y bajadas, muchos escalones, y yo iba detrás de tí, conversando, riéndonos y me contabas todas las cosas que tenías por hacer; la casa era grande, pero muy vieja, descuidada, había que sacar todo, hacer una buena limpieza, lijar desde paredes y pisos, pintar, instalar luces, baños, todo nuevo...tu te veías linda, y te habías decidido empezar, te amarraste un moño con el pelo enmarañado por los rulos, con un listón rojo, y llevabas una blusa manga cero, color celeste cielo con muñequitos chiquititos y se notaban tus 5 meses de embarazo.
Te abracé por detrás, y con el máximo amor que jamás hubiese podido sentir en mi vida, puse mis manos sobre tu vientre, y no dejaba de darte besos en la mejilla, y en el hombro, mientras construíamos planes, con la casa, con el bebé próximo a venir...una escena feliz.
Ahora todo tenía sentido. Ahora sabía que todo lo sufrido anteriormente, había tenido su recompensa, y me imaginé que esto era mi premio, simplemente era la felicidad completa.
Saqué la pintura vieja, amigos en común nos ayudaron a limpiar los pisos, cambiar las conexiones eléctricas, los baños empezaron a instalarlos y había muchísima gente trabajando en nuestra casa, y la gran mayoría eran nuestros amigos (no sabía que teníamos amigos que supieran de construcción) y yo me tomaba tiempo para verte a lo lejos, eras feliz, yo era feliz y ya tu barriga tenía 7 meses...faltaba poco.
Pasaban los días y no entiendo por qué motivo tuve que ausentarme, para cuando volví, el parto se había adelantado, y diste a luz a una niña, grande, sin cabello, linda, y lo primero que hice fue ir a verla...mi hija. Tu aun en cama y a mi me tocaba cambiar por primera vez el pañal; no me había dado cuenta que faltaban comprar varias cosas, que con el apuro de la casa, habían pequeñas cosas básicas de bebé que no teníamos a la mano, de inmediato envié a alguien, le dí el dinero y me trajo las toallitas húmedas, la cremita, varias cosas que se usan en esos casos; limpié, puse el pañal y la bebé también era feliz, y de a pocos abrió los ojitos, que ojos más lindos...eran los tuyos.
Y ya sobre mis brazos, te mecí, embelesada, extasiada, y mientras acariciaba su cabecita, iba conversando como si me entendiera, la puse en la cuna que hacía poco habíamos comprado (menos mal ya la teníamos), pero y la otra mamá, dormía exhausta, yo velaba el sueño de ambas, con el mayor placer, sin que nadie las moleste.
La casa iba quedando lista, pero ya teníamos un hogar.
...Desperté.