sábado, 7 de junio de 2014

EL CONCEPTO FELIZ


Los pasadizos tenían subidas y bajadas, muchos escalones, y yo iba detrás de tí, conversando, riéndonos y me contabas todas las cosas que tenías por hacer; la casa era grande, pero muy vieja, descuidada, había que sacar todo, hacer una buena limpieza, lijar desde paredes y pisos, pintar, instalar luces, baños, todo nuevo...tu te veías linda, y te habías decidido empezar, te amarraste un moño con el pelo enmarañado por los rulos, con un listón rojo, y llevabas una blusa manga cero, color celeste cielo con muñequitos chiquititos y se notaban tus 5 meses de embarazo. 

Te abracé por detrás, y con el máximo amor que jamás hubiese podido sentir en mi vida, puse mis manos sobre tu vientre, y no dejaba de darte besos en la mejilla, y en el hombro, mientras construíamos planes, con la casa, con el bebé próximo a venir...una escena feliz.

Ahora todo tenía sentido. Ahora sabía que todo lo sufrido anteriormente, había tenido su recompensa, y me imaginé que esto era mi premio, simplemente era la felicidad completa.
Saqué la pintura vieja, amigos en común nos ayudaron a limpiar los pisos, cambiar las conexiones eléctricas, los baños empezaron a instalarlos y había muchísima gente trabajando en nuestra casa, y la gran mayoría eran nuestros amigos (no sabía que teníamos amigos que supieran de construcción) y yo me tomaba tiempo para verte a lo lejos, eras feliz, yo era feliz y ya tu barriga tenía 7 meses...faltaba poco.

Pasaban los días y no entiendo por qué motivo tuve que ausentarme, para cuando volví, el parto se había adelantado, y diste a  luz a una niña, grande, sin cabello, linda, y lo primero que hice fue ir a verla...mi hija. Tu aun en cama y a mi me tocaba cambiar por primera vez el pañal; no me había dado cuenta que faltaban comprar varias cosas, que con el apuro de la casa, habían pequeñas cosas básicas de bebé que no teníamos a la mano, de inmediato envié a alguien, le dí el dinero y me trajo las toallitas húmedas, la cremita, varias cosas que se usan en esos casos; limpié, puse el pañal y la bebé también era feliz, y de a pocos abrió los ojitos, que ojos más lindos...eran los tuyos.

Y ya sobre mis brazos, te mecí, embelesada, extasiada, y mientras acariciaba su cabecita, iba conversando como si me entendiera, la puse en la cuna que hacía poco habíamos comprado (menos mal ya la teníamos), pero y la otra mamá, dormía exhausta, yo velaba el sueño de ambas, con el mayor placer, sin que nadie las moleste.
La casa iba quedando lista, pero ya teníamos un hogar.

SÁBADO 6AM.:
...Desperté.